sábado, 15 de octubre de 2016

Reseña #21: Paper Towns - John Green

PAPER TOWNS
Ciudades de papel
Autor: John Green
Editorial: Dutton Penguin
Año de publicación: 2008


SINOPSIS:

En su último año de preparatoria, Quentin, un desastre en popularidad y en asuntos del corazón, se reencuentra con su vecina, la legendaria, inalcanzable y enigmática Margo Roth Spiegelman, quien se presenta en su habitación en mitad de la noche para proponerle que la acompañe en un plan de venganza inaudito contra todos aquellos que les han hecho daño a lo largo de su adolescencia. Después de esa intensa noche que parece sellar un nuevo destino para ambos, Margo desaparece. Quentin está convencido de que la chica le ha dejado a él, y sólo a él, las claves para encontrarla.

MI OPINION

Hola de nuevo, grandes lectores, esta fue sin duda una lectura agridulce, quizá estoy leyendo con mucha frecuencia los tipos de este hombre, quizá deba tomar Aire entre libro y libro, vine de leer Bajo la misma estrella que es WOW, y luego Will Grayson, Will Grayson (Ya sé que es conjunta) pero igual es muy original, buscando a Alaska… bueno… tal vez los libros de John Green están hecho para leerlos en distintos momentos, como que hay solo un momento en el que se puede leer cada libro (no sé si me entiendan, espero que sí) porque a pesar de que Buscando a Alaska, no tiene como esa historia que es grandiosa, todavía pude reflexionar mucho sobre algunas cosas, supo cambiar algunos puntos de vista, pensar distintas cosas, y en cuanto a la historia en sí, Paper Towns es mejor, no mucho pero si… sin embargo, me encontré con mucha monotonía (no que no valla a seguir leyendo este autor, tal vez tomarme un tiempo) y no sentí mucho con la historia, todavía es bastante interesante pero me falto algo, no se…

Ustedes no saben y tal vez no pinta nada en mi vida como lectora, mis inspiraciones para crear este Blog, la mayoría de todas formas, estudian Literatura en todas sus formas, y yo realmente quería eso para mi vida, pero quede atascada en otra de mis aficiones que es el misterio y pues soy “Investigadora Judicial” y bajo este punto, Ciudades de Papel, es un libro de mi interés, por todo lo que representa la novela, seguí la historia muy bien, y Quentin muy bien podría ser como yo, porque una vez que encuentro algo relativamente potencial, me meto en ello y me gusta mucho ponerme en los zapatos del otro, para saber de qué va la vida de esta otra persona, y eso mas o menos lo que me hizo terminar el libro….

Por otro lado, si tuviera otra profesión, no creo que hubiera llegado lejos, porque aunque como digo, tiene una trama interesante, no me aporto nada en cuanto a lecciones de vida, no tuve moralejas, eso sí, como siempre John plantea una historia que es muy realista, digo yo, como película puede funcionar, porque lo que atrapa de una película es la trama y pues en dos horas, como que no es taaaaaan fundamental enamorarse de los personajes, pero para un libro, con el que básicamente vas a razonar durante Horas o Días (en mi caso) es necesario que los personajes al menos te caigan bien, y pues no sucedió…
Como siempre sucedió algo curioso, y pues encontré a Quentin divido en dos, digo Q, era una persona en su pensamiento en su narrativa, pero cuando abría la boca, era más valiente, y pocas veces supe lo que iba a decir después de cada pensamiento, porque muchas veces no tuvo nada que ver… y ya siento que, no se, no tengo nada más que decir, o si:

Me acuerdo que pensé que si lo hubiera leído después de Bajo la misma estrella, pues hubiera quedado más impactada porque son dos cosas bastante diferentes, tal vez me hubiera gustado más… y viéndolo desde ese ángulo, sí que recomiendo leerla, si les gusta el misterio pero quieren leer algo ligero, esta es perfecta,  sobre todo si has estado leyendo algo diferente antes….

POSIBLE SPOILER

FRASES

-Supongo que a cada quien le corresponde su milagro.

-A Margo siempre le gustaron los misterios. Y teniendo en cuenta todo lo que sucedió después, nunca dejaré de pensar que quizá le gustaban tanto los misterios que se convirtió en uno.

-El día más largo de mi vida empezó con retraso.

-Las reglas de las mayúsculas son muy injustas con las palabras que están en medio.

-Siempre me ha parecido ridículo que la gente quiera estar con alguien solo porque es guapo. Es como elegir los cereales del desayuno por el color, no por el sabor.

—Todo es más feo de cerca —explicó Margo.
—Tú no —le contesté sin pensármelo dos veces.

—Te cuento lo que no me gusta: desde aquí no se ve el óxido, la pintura cayéndose y todo eso, pero ves lo que es realmente. Ves lo falso que es todo. Ni siquiera es duro como el plástico. Es una ciudad de papel.

-Yo boca arriba y ella de lado, pasándome un brazo por encima y con la cabeza apoyada en mi hombro, mirándome. No hacíamos nada. Simplemente estábamos tumbados juntos bajo el cielo.

-El placer era observar nuestros hilos cruzándose, separándose y volviéndose a juntar.

—Es una metáfora de la adolescencia —intervino mi madre—. Escribir en una lengua (la edad adulta) que no entiendes y emplear un alfabeto (la interacción social madura) que no reconoces.

-El Chuco no funcionaba con gasolina, sino con el inagotable combustible de la esperanza.

-Pensé que quizá a eso se refería cuando me dijo que echaría de menos salir conmigo. Sabía que se iría a alguna parte para tomarse otro de sus breves descansos de Orlando, la ciudad de papel.

-Quizá era rara, o quizá los raros éramos los demás.

-Es el miedo que hizo que los peces salieran del agua y desarrollaran pulmones, el miedo que nos enseña a correr, el miedo que hace que enterremos a nuestros muertos.

-Bueno, en algún momento dejarás de mirar el cielo, o uno de estos días mirarás hacia abajo y verás que también tú has salido volando.

-«Seguiré el hilo. No traicionaré tu confianza. Te encontraré.»

-La hierba es una metáfora de la vida, y de la muerte, y de la igualdad, y de que estamos conectados, y de los niños, y de Dios, y de la esperanza.

-Mear es como un buen libro: cuando empiezas, es muy muy difícil parar.

-Carecemos de buenos espejos. Es muy difícil para cualquiera mostrarnos cómo se nos ve, y para nosotros mostrar a cualquiera cómo nos sentimos.

-Marcharse es muy duro... hasta que te marchas. Entonces es lo más sencillo del mundo.

-El futuro está formado por ahoras.

-No sé qué aspecto tengo, pero sé cómo me siento: joven. Torpe. Infinito.

-Resulta sencillo olvidar lo lleno de personas que está el mundo, abarrotado, y cada una de ellas es susceptible de ser imaginada y, por lo tanto, de imaginarla mal.

-Podemos oír a los demás, y podemos viajar hasta ellos sin movernos, y podemos imaginarlos, y todos estamos conectados por un loco sistema de raíces, como hojas de hierba, pero el juego hace que me pregunte si en realidad podemos convertirnos totalmente en otro.


-Qué engañoso creer que una persona es algo más que una persona.

-Por jodida que sea la vida, siempre es mejor que la muerte.

-Podría levantarme, acercarme a ella y besarla. Podría.

-Pero recuerda que algunas veces las personas no son como crees que son.

-Para mí habías sido un chico de papel todos estos años... Dos dimensiones como personaje en el papel y otras dos dimensiones diferentes, pero también planas, como persona. Pero aquella noche resultó que eras real.

-Imaginar no es perfecto. No puedes 
meterte dentro de otra persona.


—Las cosas nunca suceden como imaginas —me dice.
El cielo es como un cuadro monocromático contemporáneo, su ilusión de profundidad me atrae y me eleva.
—Sí, es verdad —le digo. Pero lo pienso un segundo y añado—: Pero también es verdad que si no imaginas, nunca pasa nada.

-Imaginar que eres otra persona, o que el mundo es otra cosa, es la única manera de entrar. Es la máquina que mata fascistas.

-Lo que quiero decir es que no nos faltan las metáforas. Pero debes tener cuidado con la metáfora que eliges, porque es importante. Si eliges los hilos, estás imaginándote un mundo en el que puedes romperte irreparablemente. Si eliges la hierba, estás diciendo que todos estamos infinitamente interconectados, que podemos utilizar ese sistema de raíces no solo para entendernos unos a otros, sino para convertirnos los unos en los otros.

-Las metáforas implican cosas. ¿Entiendes lo que te digo?

Me mira. Mis ojos, sus ojos y nada entre ellos. No voy a ganar nada besándola, pero ya no pretendo ganar nada.
—Hay algo que tengo que hacer —le digo.
Asiente ligeramente, como si supiera qué es ese algo. Y la beso.

Y quizá imaginando esos futuros podemos hacerlos reales, o quizá no, pero en cualquier caso tenemos que imaginarlos.

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